Pensando en algo que nunca será

Papetona apreció en aquel lugar solitario, a las afueras de un mundo que siempre seria suyo. La joven vestia como siempre un traje de colegiada, con una capa larga y oscura, pero esta vez llebaba algo más consigo, un gran libro que narraba una historia parecida a la suya. Ella se sentó apollada en un arbol y empezó a leer:

-Mientras corria, su amado le sujetaba la mano para que no se perdiera en aquellas calles...

La joven cerró momentaneamente el libro y suspiró. Papetona parecia preocupada, su corazón pertenecia desde la primera vez que lo vió a Misame, el nuevo dios celestial. Su mirada estaba perdida en el horizonte desde aquel dia que se fijó en el, su historia comenzó en el fin de otra, su amor habia sido desde siempre un joven aprediz de dibujo, a los 13 años se dieron su primer beso prometiendose amor eterno, hasta que un dia el pequeño aprendiz desapareció misteriosamente. Papetona lo busco durante meses, viajando de un lado a otro, sin desesperar por no encontrar pista alguna, pero aquel dia en el que decubrió lo que le pasó, decidio no volver a enamorarse.

-Saito-San...por que...

La joven siempre se hacia la misma pregunta desde aquella noche,¿podria volver a confiar en alguien?. Lo que aquella siempre fue un misterio para todos los que la rodeaban, algunos decian que habia visto al chico con otra, otros que lo habian matado...Circulanban muchos rumores sobre aquel extraño dia...pero sólo ella sabia la verdad. Esa verdad que siempre guardo para sí y que ahora quiso desvelar a sus sueños. Papetona se habia quedado dormida leyendo aquel libro, y como ahora la perseguian sus sueños, tocaba que recordara lo que sucidio ese dia.

Por aquel entonces Papetona solo tenia 14 años, era la chica mas joven de su aldea, ya que apenas quedaban niños por aquellos parajes, se decia que un demonio se los llevaba para alimentarse, por eso, estaba prohibido dejar salir a los jovenes por la noche. Papetona al no tener padres no tenia impedimento para hacer lo que le diera la gana, aunque si que tenia un amigo que la crio como si fuera su hija, ese amigo no era ni más ni menos que su joven compañero gatuno, pero que iba a hacer un gato frente una niña de casi 15 años, nada, la intentó detener por todos lo medios pero no pudo.

-Saito-San, dónde estas, mi querido Saito.

Al llegar a un callejón no muy iluminado un hombre la cojió del brazo y le tapó la boca llevandosela. Ella se desmayo y al despertar se encontró en un sótano ocuro, al que sólo le llegaba la luz de un viejo candil. Papetona no podia ver más allá de sus narices, pero si alcanzó a ver la hoja de una afilada guadaña.

-Sabes, pequeña, me costó mucho conseguir una presa ahora con lo de la norma, pero claro, que siempre me quedan mendigos y rebeldes, como tú.

Papetona estaba amordazada muy fuertemente, y mientras aquel hombre la acercaba a la luz ella lloraba intentando gritar, pero era en vano. Papetona estaba en ropa interior, al parecer aquel hombre era mas que un asesino-secuestrador. El hombre levantó la guadaña hasta que de repente un chico apareció en la escena con una katana muy ancha parando el aram de aquel hombre, Papetona sin darse cuenta estaba liberada. Ese chico era bastante fuerte, pero seguro que no lo suficiente para aguantar el ataque mucho tiempo.

-Papetona...huye

Me dijo con voz cálida, ese pequeño individuo le había salvado la vida, Papetona hecho a correr, parándose sorprendida en la escalera para ascender a la planta de arriba.

-Saito-San?

Pero al pararse para mirar a su salvador vió como la guadaña del asesino lo atravesó, la pequeña estalló en llanto y salio huyendo, cerrando la puerta al hombre y dejándolo encerrado. Avisó a la policia, y se llevaron al hombre, pero del chico solo quedaba la sangre en el suelo...se habia desintegrado.

En ese momento la joven se levantó llorando, como la otra vez, pero en esta ocasión sus lágrimas eran más penetrantes y sus ojos estaba llenos de miedo.

-Saito-San

Papetona se secó lentamente las lágrimas, ella no sabia muy bien por que tenia que tener esos sueños ahora. Despues de varios años durmiendo tranquila esas tormentosas pesadillas volvian a perseguirla. Habia dormido durante 2 horas que a ella se le habian hecho eternas, algo así nunca se podia olvidar. Pasado un tiempo leyendo el libro, que por cierto se titulaba ''Un amor inposible para dos'' lo cerró rapidamente volviendo a llorar, sin embargo, no lloraba por el contenido del libro, sino por el recuerdo de su antiguo amor Saito, un aprendiz que le robó el corazón a la temprana edad de 14 años.

-Saito-San, nunca podré decir lo que realmente vi aquella noche cuando volví a ese sótano oscuro, por que fue algo que nadie creeria...y no quiero recordarlo, sólo quiero olvidar esos recuerdos.

La mirada de Papetona se fue tornando a causa de las lagrimas que estaba derramando por aquel chico, al final acabó recordándolo todo, como si lo volviera a vivir. Esto podria ser una señal o una advertencia, para que dejara de pensar en el nuevo dios, pero ella sabía que nunca podria olvidar su sonrisa.

-Saito-San?

Pero al pararse para mirar a su salvador vió como la guadaña del asesino lo atravesó, la pequeña estalló en llanto y salio huyendo, cerrando la puerta al hombre y dejándolo encerrado. Avisó a la policia, y se llevaron al hombre, pero del chico solo quedaba la sangre en el suelo...se habia desintegrado.

-No es posible, tu eres...tu eres...eres aquella chica de pelo dorado que se llevo a mi madre aquel dia, por que viniste a llevártelo, no lo hagas, devuélvemelo.

La chica tenia el pelo amarillo dorado, los ojos azules brillantes y vestia de blanco, su rostro reflejaba compasión, pero no se detubo, alzó una guadaña color plata de luna y la clavó en el corazón del joven que yacia en el suelo, poco a poco una luz blanca hizo que el cuerpo del joven perdiera color, desvaneciéndose en el aire el espiritu del chico apereció frente a la joven.

-Saito-San, porque me dejaste

El joven sonrió y acercó hacia el rostro de Pape sus labios, pero cuando fue a posarlos sobre los suyos se desvaneció por completo. La niña, que era una shinigami, o eso atestiguaba Papetona, se acercó y la acarició tibiamente. A su lado se encontraba Damiel ocultando su rostro, pero no pudo hacerlo durante mucho tiempo, ya que aun vivia con Papetona.

-Damiel, no te escondas, yo sé lo que haces todas las noches cuando me duermo. No creeas que me pilla de sorpresa, pero no me esperaba que te llevases a Saito.

El famoso gato lloriqueo un poco, pero al ver la chiquilla lo que le dijo a su acompañante se puso delante y me sonrio comenzando a decir.

-Perdónale, joven Papetona, el no tiene la culpa, teníamos que llevárnoslo, es nuestro trabajo. Hace años me lleve a tu madre, lo sabes, verdad, pués ahora es el turno de Saito. Nada puede hacerlos canbiar de opinión, son así.

El comentario de esa shinigami le habia extrañado a Papetona, ¿quienes eran ellos? La joven la miró, inquiriéndole que no le preguntara, pero Papetona no es de las que se dejan avasallar por una chica sea shinigami o lo que sea. Pape secó sus lagrimas y miró a la shinigami amenazándola con sus ojos marrones rosados.

-¿Quiénes son ellos? -Preguntó estremeciéndose por la respuesta asegurada que le daria -Son dioses, verdad?

La shinigami volvió a acariciar el rostro de Papetona mientras le sonreia, sujetó fuertemente la guadaña con la que habia mandado a Saito al ''otro barrio'' y se dispuso a ascender hacia un lugar desconocido para Pape, pero antes le susuró algo al oido, después desapareció como si se tratara de una visión.

-Nos volveremos a ver muy pronto, pero no te llevaré a ti...

El gato se posó en la cabeza de Pape y le pidió perdón

La joven lloró un poco y dejó de pensar en ese recuerdo que nadie sabia, que mantubo en secreto durante tantos años y que ahora sentia que debia revelarlo a alguien.

“- Me conformaría con un clon de él”. Pensó riendo como una loca,
mientras caminaba sin rumbo.


“- Por que cada vez que lo veo mi corazón parece reventar……Realmente estoy….pero como lo sabre…”. Su mente estaba perdida, seguía pensando constantemente en eso.



- Disculpa….lo siento meterme donde no me incumbe pero….no puedo verle de esa manera…se encuentra bien? Le ha pasado algo malo?

Papetona la miró y secó sus lagrimas poniéndose en pie, y abrochándose bien la camisa, ya que de tanto moverse le le habia desabrochado un poco, tambien se puso bien la capa, que en ocasiones se le caia. Pape sonrió ante la pregunta de la joven, la examino muy detenidamente, su cabello era negro ojos rojizos, y vestia de una muy extraña para Pape. Extendiendo la mano recordó esa mirada, ya la habia visto antes, pero no recordaba dónde, recordaba cosas de su pasado y algo que habia pasado seguramente hace poco, no. Pero sin temor alguno la miro llena de amistad y alegria, a pesar de lo que habia vivido hace apenas unos minutos.

-Tranquila, no te estás metiendo en nada importante, sólo recordaba mi pasado, una parte de él que quiero olvidar -Agachó la cabeza con sentimiento de culpa por lo que le habia pasado a Saito -Bueno, no quiero aburrirte con mis tonterias, soy Inuzuka Haruno, Papetona. ¿Y tu?

Al tenderle la mano Papetona, sintió un escalofrio que le recorrió todo su espinazo, su piel se puso de gallina y sus pelos de punta. Musaki lo podia notar perfectamente, ya que su cara tambien se habia vuelto palida, sus ojos marrones rosados se oscurecieron y una rafaga de viento golpeó su rostro. La capa de Papetona se estaba descolgando, y si no la cojia pronto se volaria, hasta que el viento dejó de soplar para la joven, parecia haber creado una cúpula con su aura para resguardarse.

-Esta chica me suena, la he visto, estoy segura, la vi...dónde la vi. Ese pelo negro esa mirada enamorada...Misame, eso es, la vi con misame, tal vez sea su novia, quizas este saliendo con el, Misame-Kun, no puede ser, Misame-Kun es mi amor, no el suyo. Pero que pienso, ¿cómo se me ha ocurrido pensar eso? claro que, ¿puede que me haya salido una rival?

La cara de Papetona era una obra de arte cuando pensaba, en su rostro se dibujaban un millón de sentimientos, amor, temor, ilusión...era un gran collage imposible de descifrar. Pero esta vez sólo se reflejaba el temor de perder a Misame, su único amado, su única ilusión, su verdaro amor, Papetona intentaba disimular sus sentimientos pensando en sus amigos, en Saito o en la persona con la que estaba hablando.

-Quien me mandaria a mi pensar en Misame-Kun, ahora me va a ver el sentimiento de amor...espero que no piense nada raro...podria pensar que yo...a ella...que horror!!, no!!

Papetona se sonrojó un poco, seguia pensando en Misame, ya que él siempre ocupaba su mente, para lo bueno y para lo malo estaba ahi con ella, apollandola, y eso a la joven le avergonzaba un poco, ya que ella era tímida y solitaria, muy culta y alegre. Los sentimientos en su rostros canviaban a medida que pasaba el tiempo, al principio podia parecer raro, pero te acostumbrabas pasado un tiempo.

Musa miro a la joven, actuaba de una manera muy extraña, al principio se preocupo mucho pero al sacar el tema de su pasado la comprendio por completo.

- Mucho gusto yo soy Musaki... Dijo tomando su mano. - No deberias vivir mucho en el pasado....te lo digo por experiencia.....Musa bajando la mirada, no recordaba nada de ella, pero Misame le habia enseñado a vivir en el presente y no en el pasado.

Papetona no sabia a lo que se referia con lo de ''por experiencia'' pero aun asi le sonrio. Parecia haber sufrido mucho con sus pasado, por eso Papetona no quiso torturarla más con sus penurias, que iban a ser suyas para siempre, quisiera o no quisiera. Sin embargo ella necesitaba contarlo, era como si tubiera que desahogarse o explotar.

-Musaki, si, me suena haber oido ese nombre en alguna ocasón. Estubistes con Misame-Sama hace un tiempo, no?

Pape sonreia mientras preguntaba intrigada si estubo con Misame, ya que a ella le interesaba más que a nadie si alguien a parte de ella estaba interesada por Misame. Pero, siempre se sentiria amenazada si el joven dios tenia más de una admiradora, así pues, decidió contarle lo que sentia por Misame a Musaki.

-Musaki, quieres a Misame-Sama? -Preguntó directamente sin medir sus palabras -porfavor respóndeme, es muy importante, porque yo si que lo quiero, ya perdí a alguién en el pasado, se sacrificó por mi, y quiero vivir tranquila junto a él.

Papetona, al a ver soltado esa frase, sintió como el mundo se le venia encima, como si todo se acabase si decia que lo queria, por eso hizo esfuerzo para no escuchar lo que Musaki le contestaria, pero no pudo, quiso escuchar como su destino se derrumbaria en apenas unos segundos. Se sonrojó bastante, ella era timida y no acostumbraba a hablar tan clara y directamente.

Musaki se sorprendio por aquellas palabras que fueron tan directas, una lluvia de emociones llego a su mente y a su corazón, Musa no sabia muy bien lo que sentia por Misame, pero ver sufrir a aquella chica, se dio cuenta que tal vez no merecia el amor de Misame, no se encontraba tan mal como aquella chica, que en sus ojos se notaba tal sufrimiento. Musa cambio completamente el rostro tranformandolo en una enorme sonrisa, puso su mano en el hombro de la chica.

- Inuzuka- Kun... no debes preocuparte, Misame-sama me apoyo demaciado cuando llegue a este lugar, no recuerdo mi pasado y le debo mucho, eso es todo.....Dijo tratando de animar a la chica, se sentia tan mal pero su sonrisa era sincera. - Y si lo quiero, pero no creo que de la misma manera que tú. Musa estaba completamente asustada, al decir te quiero, sus dudas se aclararon, realmente lo queria......y tal vez si de la misma manera de que Inuzuka....

"- Que esta pasando aqui.....realmente la comprendo.....pero.....como paso....como me enamore de él......pero.....yo no estaba como ella ......por que ahora......por que ahora estoy sufriendo.....lo perder..... eso....." Musa cambio la mirada, estaba pensando y se estaba preocupado a la vez, su sonrisa se desvanecio por completo tratando de recuperarla sin poder.

Papetona ya se lo temia, aquella chica tambien queria a Misame-Kun, lo sabia, lo presentia. Sus rostro se lleno de alegria y tristeza al saber que tendria que pelear por él, ya que con Saito, aquel aprendiz, no tuvo que pelear. Papetona sólo queria ser feliz, sólo pretendia seguir sus camino, apartando las piedras y cruzando los rios que se se interpusieran entre ella y Misame. La joven le hechó una mirada asesina llena de alegria y con actitudes de conpetencia.

-Se...ya se que lo quieres, cuando amas a alguien verdaderamente es imposible mentir sobre ello, pero no te sera fácil llegara a su corazón, ya que yo seré la primera que lo consiga, me ganré a Misame, y tu y yo quedaremos como enemigas durante algún tiempo, así que espero que no te ofendas por lo que haré en el futuro, será la Papetona que quiere a Misame quien lo haga, yo nunca haria daño a nadie, soy inofensiva.

Papetona mentia al decir que era inofensiva, haria lo que fuera por conseguir el corazón del joven dios, y eso no era de extrañar en ella, ya lo perdió todo una vez por que no supo pelear, esta vez seria diferente.

-Una cosa que debes saber, jamás dejaré que te quedes con el corazón de Misame-Kun, pelearé al máximo por el...no dejaré que pase como con Saito-San, por que ahora he canviado, me he fortalecido...he crecido y voy a por todas.

Su sonrisa esbozaba fuerza y determinación, como si se fuera a comer el mundo, su energia era intimidante. En ese momento se quitó la capa y la cojió con su mano izquierda.

El aire comienza a cambiar drasticamente, y una ligera brisa comienza a sentirse en el ambiente. A lo lejos de las jovenes, se puede notar como la figura de una persona aparecia lentamente, se trataba nada mas y nada menos de Misame.
El chico aparece arrodillado en el suelo, observando hacia varios lados.

[Donde... Donde estoy...]

El joven intenta levantarse, y observa a lo lejos a 2 jovenes, pero no alcanza a distinguir de quienes se trataban. El chico retira de su mochila una esfera plateada, pero al instante cae desplomado en el suelo.
Su sangre comienza a desparramarse en el verde cesped, y su esfera rueda unos cuantos metros hasta chocar en los pies de Musaki.
Misame cae completamente inconsciente, y la esfera revela el nombre de "Luz", la cual era una simple esfera concentrada, la cual contenia los poderes regenerativos de Misame.
Al impactarla contra una herida, podria alcanzar a curarla y cicatrizarla.

Musa escucho atentamente las palabras de la joven, al principio se sintio muy asustada, pero pensar en misame le dio valor, y podria enfrentar cualquiero cosa, pero no iba a luchar, sabia que el unico que decidiria seria el y nadie mas.

- Entiendo como te sientas.....y si desde ahora.....lo somos......esa sera tu decision no mia. Dijo Musaki sin sonreir con una mirada serie, en el momento que iba seguir hablando una esfera choco en sus pies, se agacho para verla y la tomo en sus manos en ese instante sintio algo en el pecho que la hizo voltear hacia el lugar el cual habia provenido, cuando se dio cuenta de un cuerpo tirado en el suelo, no le vino nada a la mente, solo ayudar aquella persona que estaba herida, corrio hasta aquel lugar para encontrarse con una gran sorpresa.

- Misame!!!!!!! grito Musa al verlo en suelo sus lagrimas inundaron sus ojos rapidamente, se aferraba a el con la esfera en la mano. - Inuzuka-Kun!!! tienes que venir!!! tienes que hacer algo!!!!. se sentia impotente al verlo ahi tirado.

Papetona tenia una reacción muy rapida para esas situaciones, así pues, agarró la esfera que Musaki habia cojido y la coloca muy rapidamente sobre las heridas de Misame, la pequeña nunca se pudo imaginar en una situación así, ¿su sueño se haria realidad?

-Tecnica de clonación nv3...

4 clones identicos a Papetona aparecieron y empezaron a vendar las heridas del joven dios, con trozos de la capa de papetona, que se la habia quitado anteriormente a la que tenia mucho cariño. Papetona sabia reaccionar estaba un poco nerviosa por aquella repentina aparición. Terminó de curarle todas las heridas, sus clones desaparecieron y ella lo puso sentado intentado que despertara

-Misame-Kun, Misame-Kun, ¿estas bien?, ¿qué te ha pasado?

Misame aun no lograba entrar en si. Se encontraba fuera de peligro, pero a causa de la perdida de sangre y el cansancio se encontraba profundamente dormido. Se pueden escuchar algunos murmullos de su parte mientras duerme

- Emm... Yo... Amm... Ten... Tengo Hambre...

Termina por decir al final mostrando como la saliva emerge de su boca, con su natural cara de estupidez. El joven se mueve hacia un costado, callendo de los brazos de la joven y estrellando su cara contra el suelo. Rapidamente se levanta y observa hacia varios lados, algo alterado

- Pero, que? Donde estoy?

Dice una vez mas observando a sus alrededores, notando a ambas jovenes.

- Musaki-chan... Papetona-chan...??

Termina por decir algo confundido, notando en el rostro de ambas algunas lagrimas.

Musa se habia quedado parada viendo como Pape habia curado a Misame con tanta desesperacion, se dio cuenta lo inutil que era, ella era demaciado fuerte y podria proteger a Misame en cambio ella, apenas y podia salvar su propia vida... bajo la mirada avergonzada, no podia quedarse ahi, tenia que irse no podia contener las lagrimas, se sentia terriblemente mal.

- Me alegro que estes bien.....sin verlo mucho. - Todo fue por Inukuza, si no hubiera estado ella....Sonrio disimulando su tristeza...- Este....ya es tarde....me tengo que ir....Dijo sonriendo mientras salia conrriendo para no romper en llanto en ese instante.

- Etto... Musaki-chan?

Dice Misame observando como la joven se alejaba corriendo. El chico intenta realizar un paso para seguirla, pero su cintura comienza a sentir dolor y cae al suelo junto con Papetona.

- Auch! Pero que...?

Luego, en un rapido destello, logra recordar lo sucedido en la pelea anterior. Misame permanece callado sabiendo que no pudo hacer nada frente a su enemigo, completamente con la mirada perdida.

Papetona aun sujetando a Misame aun entre sus brazos mira como Musaki se aleja casi estallando en llanto. La joven ante la repentina desaparición de Musaki abraza a Misame.

-Misame...nos tenias preocupadas, a Musaki-Chan y a Mi. Misame-Kun sabes que te quiero, no me dejes nunca más. -Afirmo entre lágrimas -pensé que te perdia, pero gracias a Musaki-Chan siges estando aqui, ella cojió esa esfera. Si lo deseas te llevaré hasta tu santuario

- Emm... No entiendo nada...

Dice aun tirado en el suelo, luego nota que Papetona se encontraba encima de el, y recuerda su ultima pregunta, con algo de sonrojo en su rostro.

- Emm, bueno... yo... yo puedo caminar solo, gracias...

Dice de forma calida, aunque no se levanta del suelo.

La joven se sonroja tambien

-No puedes, pero si me lo pides yo te llevaré

Misame queria levantarse de su posicion, en cierto sentido se encontraba incomodo ya que no sabia que hacer, pero al mismo tiempo no queria apartarla, ya que creía que si lo hacia seria una mala actitud de parte de el.
Misame permanece en el suelo.

- Enserio, puedo caminar ya estoy mejor...

Dice sonriendo aun sin levantarse.

Papetona se distancia de él y le ayuda a levantarse

-Misame-Kun, si no es mucho molestar, ¿que te pasó?

Misame se levanta lentamente, y escucha la pregunta de la joven. El joven pierde la mirada hacia un costado intentando no recordar.

- Yo solo... Tube una pequeña pelea...

Termina por decir sin dar demasiadas explicaciones, pasa por el costado de Papetona y comienza a caminar en direccion a la salida

Papetona le sonrió mostrandole la esfera evadido

-Te será mas facil si usas esto^^

Misame voltea una vez mas y se dirige a Papetona, retirando de su mochila la esfera de evadido.

- Tengo mi propia esfera, gracias...

Dice de forma calida, y al instante toma a Papetona del menton, dandole un calido beso en su frente

- Gracias, Pape... Gracias por todo...

Acto seguido lanza la esfera de evadido al suelo, desapareciendo del lugar y dejando a Papetona completamente sola.

Papetona tambien se sonroja y lanza su esfera evadadido siguiendo el rastro de Misame

[FIN]