Perdidamente Sola

Shanoa había caminado demaciado, su cuerpo aun le dolia, despues de haber escapado de las ruinas de su hogar, pero las heridas del corazón eran mucho mas profundas que cualquier otra herida de su cuerpo, en ese momento recuerdos que había pasado con su familia llegaron a su mente torturandola aun más, la gente la miraba, pero ella no se daba cuenta de la sangre que corria por sus heridas, en realidad ya había olvidado como era el dolor.

- Mamá, Papá, hermano.....Murmuraba en cada paso como una especie de fantasma ambulante, solo queria llegar a un lugar en donde pudiera recuperar aquello que le habían robado, el objeto más valioso.

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Shanoa se encontraba corriendo por todo el jardin, cuando su madre corrio a ella muy preocupada, parecia como si algo terrible fuera a suceder, en sus ojos encontraba el terror de perder a lo que mas amaba.

- Noa, ve escondete, por favor hija. Dijo la madre despavorida.
- Mamá que pasa? Dijo la pequeña princesa.
- Mi vida, vamos a jugar, escondete bien para que no te encuentre, si mi amor?. Dijo su madre abrazandola y besandola.
- Si mamá. Dijo la niña corriendo escondiendose para que no la encontrara, Shanoa estaba en su lugar secreto dentro del tronco del árbol mas grande del jardin, ella escucho ruido y se escondio, un grito la hizo reaccionar, se asusto tanto que se hizo para atras y se golpeo la cabeza. A los pocas horas Shanoa salio del troco y corrio a ver donde se encontraba su madre.
- Mamá, aqui estoy. grito la niña buscando a su madre, pero esta estaba tendida en el jardin con una herida en el pecho, su padre estaba llegando en ese intante y tomo a Shanoa que aun no podia hablar o decir nada.

Viajaron por horas en un caballo, su padre estaba mal herido, sangraba demaciado y apenas se podia contener, Shanoa estaba llena de la sangre de ambos padres, llegaron hasta un pequeño pueblo en donde bajo a Shanoa.

- Hija... aqui estaras protegida...
- Padre, quiero ir con usted! grito la pequeña.
- Noa, tienes que ser fuerte, muy fuerte. Dijo mientras le dejaba su espada.
- Papá tu espada...
- Cuidala, te protegera.
- Padre.... por favor, no se vaya. Chilló la niña.
- Noa, prometo que estaremos juntos, por ahora, intenta ser feliz. Le miro con una sonrisa y tomo las cuerdas del caballo y se fué lejos de su hija con lagrimas en los ojos.
- PADREEEEEEEEEE!!!!!!!!. Nao grito desesperadamente corriendo detras de él.

La familia que la había adoptado corrio tras ella, cargandola con lagrimas en los ojos, estaba sufriendo sin duda.

Musaki iba caminando despues de su visita con Misame, estaba recuperada de toda heridad y solo queria relajarse y apartarse un buen rato de los problemas, una debil presencia llamo su atencion, al darse vuelta pudo notar como una joven caia a pocos metros de ella. Musa sin titubear salio corriendo tras ella.

- Niña, Niña, estas bien?.

Dijo mientras la tomaba en sus brazos, y la miraba que estaba mal herida.

Noa abrió sus ojos y miro a la chica pelirroja que la tomaba entre sus brazos, le dio tanta vergüenza pero en esos momentos, el dolor que sentía era mucho mas grande que cualquier cosa.

- Si, estoy bien.... gracias...

Intento levantarse sin la ayuda de la chica pero lo único que causo su terquedad fue que se lastimara aun mas al levantarse, dejo salir un leve gemido de sus labios.

Musa la miro un poco molesta, en cierto modo la comprendia, se vio a si misma en ella al momento de sentirse independiente sin necesidad de la ayuda de nadie, pero aquella joven parecia una niña asustada, la tomo de la cintura y la elevo para estar a la altura de ella.

- Te llevare a mi habitacion, primero curare las heridas y luego comeremos algo. Dijo sin preguntar, tiro una esfera de evadio y desaparecieron de aquel lugar.

A Noa no le dio tiempo de decir nada, una enorme luz las recorrio y fue cuando se dio cuenta que aquella chica poseia una gran fuerza, por un momento se sintio tranquila, tal vez ella seria la persona que la ayudaria a vengar la muerte de sus padres.

- Espera!!! Dijo desapareciendo con una cara preocupada.